El año pasado me encontré en Asturias , por casualidad, “La casa de las aves”. Creo que me gustó más el contexto, es decir el jardín, que el propio contenido – las aves, exóticas y comunes, cuidadísimas y queridísimas por su propietaria- Fue la belleza que dos personas fueron capaces de crear, dentro de un entorno relativamente pequeño, lo que me cautivó; también su historia , que la dueña contaba con una intensidad que nos dejaba impresionados.
Todo está documentado, etiquetado y colocado en el lugar exacto, nada escapa a la improvisación aunque a primera vista lo parezca. No hay ni un centímetro cuadrado desaprovechado o descuidado, es un placer para la vista y los sentidos. Por otra parte, las aves son felices y se aprecia una complicidad especial entre ellas y sus dueños.
La casa es una continuación del jardín, nada desentona. De un blanco inmaculado la fachada y con un porche de piedra vista que invita a la contemplación tranquila y sosegada.
El lugar está pensado para los pájaros, tanto para los que viven allí, como para los que se detienen una temporada o un instante… bebederos, comederos, árboles, escondrijos donde anidar…todo les pertenece, tanto que te sientes como un extraño perturbando la paz ajena.
La historia de sus dueños es también muy peculiar. El primer regalo que le hizo su marido cuando todavía eran novios fue un pájaro, después llegó una pareja, y otra… se casaron y compartieron juntos su amor y su pasión por las aves. Recorrieron Europa buscando las mejores especies, las más llamativos y curiosas. Se pusieron en contacto con sociedades protectoras, con amigos de los pájaros y se dieron cuenta de lo poco que se apreciaban en nuestro páis donde , con total naturalidad e impunidad, se las mataba con tirabalas y rompían sus nidos en pedazos por el mero placer de destruir…
Todo lo que podeis apreciar en estas fotos lo construyeron o lo transportaron juntos, desde lugares alejados. Cada árbol, cada piedra, cada tronco llenaría las páginas de una preciosa novela de aventuras.
Actualmente, el ayuntamiento de la zona colabora con la pareja y se encarga del cuidado del jardín.
¡Ojalá que el tiempo y las circunstancias permitan que este hábitat no desaparezca !