Esta tarde he recibido un regalo precioso de mi alumno Mateo. Pensamos que es una mandarina porque en la maceta plantó hace tres años un montón de semillas de peras y de mandarinas y, por la forma y la textura de sus hojas, nos inclinamos por esta última.
Mateo, la pondré en un lugar muy especial de mi jardín y la cuidaré con mucho esmero como lo hiciste tú durante todos estos años para que crezca sana y fuerte. Ella será el nexo que nos mantendrá unidos, porque siempre que la mire me acordaré de tí y, por supuesto, prometo enviarte la primera fruta estés donde estés.
Te quiero mucho. Un beso.
Tu profe.